Especie:
Pertenece a la familia de las Aceraceae,
donde se pueden encontrar aproximadamente un centenar de variedades.
Origen y
Características:
Esta especie se puede encontrar en diversas
zonas del hemisferio boreal. Normalmente son árboles caducifolios con
hojas palmadas. Aunque existen especies europeas, como bonsáis los mas
apreciados son los Arces Japoneses. Uno de los criterios más importantes
a la hora de elegir la variedad a cultivar es el tamaño de las hojas.
Atendiendo a este criterio las principales variedades para su cultivo como bonsái
son las siguientes:
Acer Campestre
Muy común en toda Europa, de
tamaño medio y con hojas opuestas con forma de corazón y divididas
en 5 lóbulos con forma de palma. El tamaño de la hoja oscila entre
3 ya 8 cm.
Acer Monpessulanum
Característico del sur de
Europa y de tamaño pequeño con una copa globosa de hojas caducas
coriáceas de color verde oscuro y de tamaño pequeño y forma
de palma de tres lóbulos.
Acer Palmatum
Tiene las hojas con lóbulos muy
separados con forma de "mano de niño". Puede alcanzar los 15
metros de altura y tiene hojas verde brillante de 4 a 7 cm de diámetro
con 5 o 7 lóbulos están dispuestos en forma palmada.
El Arce Palmatum y sus variedades son
endémicas casi únicamente en Japón.
Acer Buergerianum
Se trata de un árbol pequeño
cuyo nombre japonés es "kaede" y cuyas hojas se asemejan a los
pies palmeados del sapo. Tiene un brillante follaje de color verde. Las hojas
varían de 3 a 8 cm. de largo y de 4 a 8 cm. de ancho con tres lóbulos
más o menos dentados.
Obtención:
Los arces pueden obtenerse a partir de
semillas, esquejes, injertos, acodos o plantones. En cada caso deben tenerse en
cuenta las siguientes características:
Semilla
Las semillas no deben plantarse a una
profundidad superior al doble de su diámetro. La mezcla de tierra para
las bandejas debe ser de un 60% de turba cribada, con un 40% de arena gruesa. A
esta mezcla se añade abono, compuesto de nitrógeno orgánico
o sintético, niveles bajos de fosfatos y potasio y otros elementos
menores. Las bandejas no deben sufrir de exceso de agua en ningún
momento, ni tampoco secarse.
Esqueje
La propagación de arces no es
muy corriente. Es posible tener éxito con un esqueje, pero corremos el
riesgo de que los árboles conseguidos de esta manera no sean muy fuertes,
y que no es infrecuente perderlos más adelante, debido a que sus raíces
no son demasiado resistentes. Por esta razón, muchos aficionados
prefieren utilizar injertos o el acodo.
Injerto
El injerto es una técnica que
permite colocar un tallo o rama cortados de una planta, sobre otra, de manera
que lleguen a fundirse. En Japón, el injerto suele realizarse en enero o
febrero y con el pie, tallo o púa en periodo de descanso invernal así
se consigue una planta base de donde partir para su posterior cultivo en forma
de bonsái.
Acodo
Para el aficionado, tal vez sea éste
el método más práctico para obtener en poco tiempo un buen
bonsái sin incurrir en gastos especiales, como herramientas específicas,
ni correr riesgos innecesarios con pruebas delicadas.
Plantón
En cualquier vivero puede encontrarse
un arce joven con el que empezar un proyecto de Bonsái. Debe elegirse un
ejemplar de 20 a 30 centímetros de altura, con una amplia estructura de
ramas y, a ser posible, con una rama baja en el tercio inferior. Es
imprescindible contar con una primera rama importante, especialmente para el
estilo vertical informal.
Insolación:
El arce puede ser cultivado a pleno sol,
excepto en los veranos muy cálidos que podrían producir el "quemado"
de las hojas, por lo que habrá que protegerle de un sol demasiado fuerte.
Temperatura:
Normalmente los arces se encuentran en
regiones templadas, no obstante es recomendable evitar el sol de mediodía.
Ventilación:
Los arces se suelen cultivar como bonsái
de exterior pero necesitan protección contra el viento, ya que los brotes
de las hojas se secan rápidamente, estropeando así su aspecto.
Maceta:
Los mejores ejemplares de arce suelen verse
en macetas ligeramente brillantes y poco profundas.
Limpieza:
Eliminar regularmente las partes muertas
del árbol y del suelo, para evitar enfermedades y los parásitos.
Rociar las hojas para limpiarlas y permitirles respirar.
Crecimiento:
Estos árboles tienen un ritmo de
crecimiento muy rápido. Las hojas de los arces suelen crecer muy pronto.
Los mejores ejemplares suelen ser los cultivados al aire libre y en el suelo
durante bastantes años.
Trasplantado:
Es aconsejable realizar el trasplante cada
dos años, aunque para los árboles muy jóvenes es preferible
hacerlo anualmente. El trasplante se suele realizar en primavera, cuando las
yemas engordan, pero antes de la aparición de las hojas.
Durante el trasplante se deben peinar
las raíces largas y separarlas del resto del cepellón. Una vez
eliminadas las raíces más gruesas limpiaremos de tierra la parte
del cepellón situada debajo de la base del tronco. Cuando la base del
tronco esté limpia y a la vista, se podan completamente las raíces
que nazcan directamente de dicha base. Después de podar de raíces,
devolveremos el árbol a su maceta perfectamente desinfectada y
desinsectada, anclándolo firmemente con alambre.
El árbol no está "en
plena forma" después de sufrir una poda de raíces, por lo que
habría que protegerle si hubiese una caída radical de la
temperatura, por debajo de 1º C. Como consecuencia cabe recomendar que el
trasplante no se realice desde febrero hasta mayo y, en todo caso, que se
realice una vigilancia sistemática para evitar las heladas.
Tierra:
A los arces les gusta una mezcla de tierra
porosa, pero con capacidad para retener suficiente humedad. La mezcla no debe
encharcarse nunca ya que en otro caso las raíces podrían pudrirse,
por lo tanto es muy recomendable que la primera capa de drenaje sea de gravilla
o de arena gruesa de río. Evidentemente, cuanto más profunda sea
la maceta mayor deberá ser la capa de drenaje. Los arces no son muy
exigentes en cuanto al tipo de suelo. Una mezcla correcta podría ser la
compuesta por una parte de arena de río, una parte de turba, y dos partes
de tierra para plantas de exterior.
Poda:
Durante el primer invierno de vida del árbol
se debe realizar una poda selectiva de las ramas sin ningún riesgo, ya
que tendremos una buena visibilidad por la ausencia de hojas y el bonsái
sangrará poco debido a que se encuentra en fase de reposo.
En el segundo año, también
en invierno, deben podarse las ramas que nazcan directamente del tronco y afeen
la silueta del árbol, utilizando una buena pasta selladora. Es muy
peligroso para la vida del arce podar ramas gruesas fuera del invierno.
Simplemente mediante la poda de las
ramas se puede conseguir una copa con ramas muy delicadas. Las yemas aparecen en
parejas, una a cada lado de la rama Mediante la selección de yemas y la
poda apropiada de ramas, la nueva brotación seguirá la dirección
hacia la que apunta la yema elegida. La nueva brotación no debe de
dirigirse ni hacia arriba ni hacia abajo, sino en un plano horizontal, bien
hacia la izquierda o la derecha, según dicte la formación
estructural de la rama principal en cuestión. En un buen plano controlado
por la dirección de la rama principal, las ramas secundarias y terciarias
no deben cruzarse, sino formar una densa y completa red horizontal. Las ramas
altas serán más cortas y tendrán más densidad de
yemas que las ramas más bajas. Esta densidad de yemas se consigue
mediante una poda más concentrada, dejando menos distancia entre cada par
de yemas, con una poda más frecuente que en la parte baja del árbol.
Una vez formada la copa, en un periodo aproximado de cinco años, cada
cuatro o cinco años será necesario podar el árbol enérgicamente
para mantener su tamaño y su forma.
Los arces se pinzan continuamente
durante todo su periodo de crecimiento, aplicando esta técnica de pinzado
temprano a cada brotación nueva que aparezca. La frecuencia del pinzado
será menor en las ramas bajas, que necesitan ser más largas. Una
vez alcanzada la longitud deseada para estas ramas, el pinzado temprano puede y
debe realizarse para mantener una correcta relación tamaño
densidad entre esta parte baja y el resto del árbol. Por otra parte, es
necesario, al principio, dejar que las ramas bajas crezcan libremente para que
así engorden y lograr un crecimiento adecuado de esta zona baja.
Alambrado:
Los arces crecen a un ritmo muy rápido
por lo que, si se desea alambrar, e alambre no debe permanecer más de
dos meses en el tronco o las ramas, ya que en otro caso se producirían
cicatrices en su superficie.
En general es preferible esperar al
invierno para que, al carecer el árbol de hojas, su pueda alambrar cómodamente
y llegando a cualquier parte.
Cuando el arce sea adulto su madera
tenderá a ser cada vez menos flexible. En este caso es preferible
alambrar en invierno, para que el flujo de la savia, justo en el momento en que
el árbol empieza a salir de su letargo, haga que las ramas sean más
flexibles y fáciles de modelar.
Riego:
Como la mayoría de los bonsáis,
los arces requieren una cantidad exacta de agua: ni excesiva ni insuficiente. En
principio el criterio general a aplicar debe consistir en limitarse a regar
cuando la superficie de la tierra esté seca.
Es recomendable tener especial cuidado
desde primavera hasta otoño, ya que es durante el periodo de crecimiento
cuando tanto la falta como el exceso de riego será más
perjudicial.
Vaporización:
Como la mayoría de los bonsáis,
le arce agradece un una vaporización que ayude a manteenr un ambiente húmedo.
Abono:
Un buen abono puede ser aquel que esté
compuesto de nitrógeno con bajos niveles de fosfatos y potasio y,
generalmente, puede adquirirse como abono líquido para ser diluido en
pequeñas concentraciones.
El tamaño de las hojas del árbol
puede controlarse ajustando la cantidad de abono suministrado.
Se debe evitar todo tipo de abono
inmediatamente después de haber realizado un trasplante.
Estilos:
Los arces pueden tener cualquier estilo que
desee su diseñador, aunque normalmente suelen cultivarse con un estilo
informal. Es usual verlos en pequeños bosques o con las raíces
sobre una roca.
Parásitos
y enfermedades:
Los arces no suelen sufrir ataques
importante de insectos, ni enfermedades de difícil control. Los dos
principales problemas que pueden surgir durante el cultivo de un arce son los
siguientes:
Pulgones/ Hormigas
La presencia de hormigas suele indicar
la presencia de pulgones, aunque es posible que haya pulgones sin que
necesariamente aparezcan las hormigas. Los pulgones pueden erradicarse aplicando
Folithion y las hormigas, sumergiendo la maceta en agua. Estas plagas suelen
presentarse en primavera y durante el verano.
Araña roja
La araña roja aparece desde la
primavera hasta el otoño, como consecuencia de un ambiente cálido
y seco. Es un problema de difícil solución. Si es preciso aplicar
un tratamiento químico para erradicar la araña roja, habrá
que seguir estrictamente las instrucciones del fabricante para que no cause más
daños al árbol.
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