"Los mame bonsái. Cómo tener una colección en una ventana." por D. Guillermo Lopéz

04/11/2000

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Guillermo López comenzó su conferencia sobre los mame bonsái afirmando que el mundo del bonsái tiene una mayor amplitud de lo que parece a simple vista y que hay mucho que estudiar y mucho en lo que especializarse. Guillermo nos demostró la anterior afirmación con su presentación y, de paso, también nos alegró la mañana con su fino humor de estilo indudablemente anglocanario. Sus conocimientos sobre el arte del bonsái en general, y sobre los mame bonsái en particular, son enormes y, aderezados con su ironía y claridad dieron lugar a una charla encantadora. ¡No había mas que mirar la cara de los felices asistentes!.

Para empezar Guillermo nos dijo que en Japón, entre otras muchas formas de clasificar a los bonsáis, utilizan el número de manos necesarias para sostener al bonsái. Así podemos hablar de bonsáis de una mano, de dos manos, de cuatro manos, de seis manso, etc. Pues bien, para los mame bonsái incluso una sola mano puede ser exagerado.
Los mame bonsái son una especie de bonsáis en miniatura, pero, salvo por su tamaño, el resto de las características de cualquier bonsái deben ser tenidas en cuenta. Así, un mame bonsái tiene que tener aspecto arbóreo y longevo y debe mantener todos los criterios de proporcionalidad de sus hermanos mayores.
Guillermo dijo, y sin duda tiene razón, que la Naturaleza nos supera siempre, así que hay que fijarse en ella y, en muchos casos, un bonsái recuperado ya tiene directamente el mejor diseño que se nos puede ocurrir a cualquiera.
Dicho esto Guillermo nos mostró una veintena de mame bonsáis (todos ellos cabían en una pequeña mesa). Durante la exhibición nuestro conferenciante nos habló llana y directamente, aunque en algunas ocasiones yo creo que con quien realmente hablaba era con sus bonsáis.
Empezó enseñándonos una pareja de olmos recuperados en el campo. Creo que en la provincia de Granada. Eran realmente minúsculos aunque estaban perfectamente formados. Hablando del olmo nos hizo una primera consideración sobre el cultivo de mame bonsáis: "abono cero" dijo. "¡Lo que quiero es que no crezcan!". En cuanto al agua: "La justa. Para que crezcan despacito".

Según nos dijo Guillermo, lo más importante para controlar un mame bonsái es cortar el primer crecimiento fuerte en primavera.
Después de los olmos vimos un haya. En este caso lo más difícil había sido conseguir un tamaño de hoja suficientemente pequeño como para que no desentonara respecto del minúsculo arbolito. Para conseguir esto lo que hay que hacer es cortar las yemas al poco de que estas aparezca. De esta forma saldrán nuevas yemas, que también serán cortadas, y así, como se puede deducir lógicamente, a más yemas más hojas pero más pequeñas, ya que el alimento suministrado por la raíces será el mismo y "cuantas más hojas sean para repartir, a menos tocarán".
Guillermo lo cuenta todo con tal naturalidad, simpatía y espontaneidad que los asistentes nos tomamos la confianza de preguntar al hilo de sus explicaciones. Él contesta y aprovecha las preguntas para enlazar con nuevos temas.
Alguien pregunta como conseguir que los arbolitos, siendo tan pequeños tengan el aspecto de ser viejos. Guillermo contesta: "¡Pues siendo viejos!", y a continuación nos muestra un ejemplo de un mame bonsái procedente de un acodo del ápice de un árbol viejo. Se tratas de una zelcova, a la que se le hizo un acodo a sólo 3 cm. del ápice. Evidentemente el nuevo arbolito era muy pequeño pero, también evidentemente, se trataba de un árbol viejo.
Por cierto, en este caso el musgo estaba demasiado alto y, aunque estéticamente era interesante para resaltar la belleza del conjunto, al tratarse de un mame bonsái la altura del musgo resultaba exagerada y, además, tapaba el pequeño nebari y restaba protagonismo a la maceta.

Después nos comentó que las macetas también son muy importantes en el caso de los mame bonsái. Cuesta un poco más trabajo encontrar macetas tan pequeñas, pero merece la pena buscar y elegir bien. En definitiva, una maceta es a un bonsái lo que un marco a un buen cuadro.
Ahora el toca el turno a un Acer palmatum Kosima, que es uno de los arces de hoja más pequeña y, por tanto, ideal para bonsái en general y para mame bonsái en particular. De repente Guillermo sacó un metro plegable de uno de sus bolsillos y demostró que el arbolito tenía sólo 6,5 cm. de altura y, a pesar de su reducido tamaño, mostraba una ramificación perfecta. Su estilo era de doble tronco y había sido cultivado a partir de un esqueje.
En este momento Guillermo hizo referencia a las proporciones perfectas que tenía el arce examinado pero, a continuación, nos dijo que tampoco es necesario obsesionarse con cumplir las proporciones de forma escrupulosa. Simplemente son una indicación de referencia a la que recurrir, pero sin renunciar a otros planteamientos que también pueden ser interesantes.
A continuación le tocó el turno a una Buganvilla y nos demostró como en ese bonsái que, desde su punto de vista no tiene otros valores, la flor puede ser un elemento con suficiente interés por si mismo como para hacer que un árbol merezca la pena.
Guillermo nos comentó que los frutos con difíciles de conseguir en un mame bonsái y, por lo tanto, las flores aún mucho más. Además, en general las flores no son deseables porque resultan absolutamente desproporcionadas y los frutos, pueden ser un elemento a resaltar, pero sin exagerar ya que una exuberancia excesiva de frutos puede hacer que el árbol muera en la siguiente primavera.
Después de la Buganvilla Guillermo nos presentó un bosque de acacias diminutas. Aún estaba trabajando en él para intentar que aumente el follaje pero, también en el caso de los mame bonsái, el encanto de los bosques subyuga a cualquier espectador. "Tiene la belleza de un paisaje". Según las propias palabras de Guillermo, "un bosque bonsái es siempre espectacular y está lleno de realismo. Ante el bosque todos nos convertimos en gnomos y queremos penetrar en él".

Luego le tocó el turno a una vieja encina. Mientras Guillermo hablaba, se paseaba entre los asistentes a la conferencia con el mame bonsái en la mano para que se pudiéramos apreciarle con detalle y para que, al verlo junto a su mano, pudiéramos hacernos una idea clara, por contraste, de su diminuto tamaño.
El siguiente mame bonsái en ser mostrado fue una pyracantha diminuta. Estaba cubierta de frutos y tenía un estilo de cascada por lo que estaba situada sobre un pequeña mesa para permitir que el bonsái "vuele" por debajo de la altura de la maceta. Su diseño era justo el adecuado para dejar al descubierto la maceta aunque, según comentó Guillermo, "hay un rama un poco desobediente".
Una asistente a la conferencia, al ver la mesita de cerca, afirmó en broma que parecía un mueble de una casa de muñecas. Guillermo lo confirmó "¡es un mueble de una casa de muñecas!".
Luego vimos una azalea con una exuberante ramificación. Para conseguir que un mame bonsái tenga un fondo que también pueda servir de frente, tal y como pasaba con la azalea, es necesario cambiar la posición del bonsái respecto del sol cada quince días, de forma que la luz se reparta proporcionadamente.
Alguien preguntó si se podían mantener los mame bonsái en el exterior. En concreto dijo: "soportan las diferencias de clima entre las distintas estaciones". La contestación de Guillermo fue tajante: "¡necesitan las diferencias de clima entre las distintas estaciones!". Según nos dijo, excepto algunos casos muy concretos, tanto los bonsáis como los mame bonsáis requieren ser tratados como lo que son: Árboles que pasan su invierno sin ninguna dificultad. Incluso nos habló de un arce que en Canarias no llega a desarrollarse adecuadamente porque no tiene su "ración" de frío cada invierno.
El penúltimo ejemplar que nos enseñó, creo recordar que era un Cryptomeria, mostraba un espléndido ten-jin en miniatura. Alguien le preguntó que porqué le había dado este estilo y Guillermo le contestó que se lo había pedido el árbol: "Empezó a perder la ramas cercanas al ápice y yo entendí que quería que le hiciera un tenjin".

Para terminar Guillermo nos enseñó un pequeño capricho: un geranio cultivado en un dedal. ¡Nunca he visto una planta viva tan pequeña!.
Escribir estas notas a cerca de la conferencia de Guillermo López ha sido un trabajo duro. En primer lugar porque durante la presentación vimos muchísimos árboles y no fui capaz de tomar notas de la gran cantidad de cosas interesantes que allí escuchamos y, en segundo lugar, porque es imposible trasmitir por escrito el personal e inteligente humor del conferenciante.

¡A Guillermo López hay que escucharle en directo!.












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