"Taller de bonsái" dirigido por D. David Benavente

24/11/2001

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<En esta página de la Web del Club Bonsái Madrid se resume el taller de bonsái dirigido por David Benavente y celebrado en las instalaciones del Real Jardín Botánico de Madrid.

Planteamiento del taller

En el taller participaron diez asistentes, cada uno de los cuales trabajó con uno, o más, de sus árboles. En algunos casos eran bonsáis perfectamente conformados, pero cuyo propietario deseaba realizar alguna modificación en su diseño, en otros casos se trataba de pre-bonsáis a partir de los que se deseaba producir un auténtico bonsái y, en otros casos, simplemente se trabajaba sobre un plantón que nunca ha sido trabajado previamente como bonsái.

Cada asistente eligió un lugar en las mesas de trabajo, en función del tamaño de su propio árbol, y David Benavente visitó regularmente cada uno de los puestos, en algunos casos para dar instrucciones sobre lo que se debía hacer y, en otros casos, para realizar las labores más delicadas él personalmente.

El taller se dividió en tres sesiones de cuatro horas cada una: las dos primeras tuvieron lugar el sábado día 24, una por la mañana y otra por la tarde y, la tercera y última se celebró el domingo día 25 por la mañana.

Uno de los trabajos realzados en el taller

Durante el taller se trabajaron diversos árboles elegidos por cada uno de los asistentes: un granado, varios pinos de diferentes clases, un tejo, un par de juníperos, etc. Con objeto de ilustrar el desarrollo del taller hemos elegido el trabajo que se realizó sobre un pino silvestre que, a lo largo de los dos días de duración del taller, fue sometido a un ciclo de trabajo completo: rediseño, limpieza de acículas, poda, alambrado, remodelado y transplante.



Rediseño

Con anterioridad al inicio del taller, en una de las sesiones de consultoría que David Benavente imparte mensualmente en la sede del Club Bonsái Madrid, ya se había realizado un análisis del árbol así como un dibujo, realizado por el propio David, que resumía el nuevo diseño que se quería dar al pino.



En el resto de los árboles trabajados en el taller el análisis para su rediseño, así como los correspondientes dibujos fueron realizados por David Benavente durante la mañana del primer día de trabajo, pero en el caso que vamos a describir se aprovechó el estudio realizado algunos meses antes.

Limpieza de acículas

Después de confirmar que el objetivo para este pino consiste en realizar la remodelación reflejada en el dibujo, David comenta que la primera tarea a realizar consiste en limpiar acículas, ya que la copa está demasiado densa y esa circunstancia presenta varios inconvenientes: no se perciben espacios, la luz tiene difícil acceso a todas las agujas del pino y, sobre todo, la densidad impide la realización de un buen alambrado, ya que no hay espacio físico por donde alambrar.



La limpieza de acículas se realiza rama a rama por parte del participante en el taller, que las va eliminando directamente con dos dedos de una mano, mientras sujeta la rama con la otra mano. La limpieza debe realizarse cuidadosamente evitando la perdida de yemas que puedan dar lugar a futuras ramas secundarias.

Una vez que el propietarios del pino considera que ya ha eliminado suficientes acículas, David Benavente le indica que la limpieza ha sido insuficiente y que es necesario eliminar más acículas, llegando incluso a eliminar acículas del año. El participante en el taller, con todo el dolor de su corazón, le da una segunda vuelta al proceso de limpieza. Esta limpieza drástica, además de todas las ventajas indicadas previamente, producirá también una igualación en la longitud de todas la agujas, lo que redundará en un árbol más proporcionado.

Poda

Una vez finalizada la limpieza de acículas se procedió a podar el pino intentando dejar sólo las ramas necesarias según el dibujo previamente realizado.

Cada nueva rama cortada por David producía una nueva mueca de dolor en el propietario del pino, pero a la vez que este sufría el árbol iba quedando más "limpio" y en disposición de ser remodelado para llegar a un diseño mucho más atractivo que el original.

La poda no sólo se realizaba con fines estéticos sino que también perseguía "dejar espacio" para que la brotación de la próxima primavera se produzca de forma vigorosa y, además, se perseguía también reducir la copa de una manera proporcional a la reducción que posteriormente se realizaría de las raíces.



Alambrado

Salvo el tronco, que según el diseño decidido debía permanecer tal cual estaba, fue necesario alambrar todas las ramas para permitir que posteriormente su pudieran organizar adecuadamente.

Para alambrar las ramas más gruesas se utilizó alambre de cobre de 6 mm. de diámetro y esta parte del trabajo fue realizada directamente por parte de David Benavente.

Para alambrar el resto se utilizó alambre de varios grosores: 1 mm, 1,5 mm., 2 mm., 3 mm. y 4 mm. y este trabajo fue realizado directamente por parte del propietario del pino, ayudado por otro de los asistentes al taller.



Remodelado

La parte más delicada de todo el trabajo realizado era precisamente el remodelado final del árbol. Ahora se trataba de darle la forma definitiva buscando planos, espacios, líneas zigzageantes, y formas que le dieran un aspecto atractivo. Así que esta tarea fue realizada directamente por parte de David Benavente.

Dado que el alambrado no era lo suficientemente bueno, el trabajo de remodelado fue más costoso de lo que hubiera sido si el alambre hubiera estado colocado con mayor precisión.

También se aprovecho para eliminar algunas ramas secundarias que al ir reordenando la copa resultaban superfluas. En definitiva todo el trabajo realizado tenía carácter iterativo, ya que unas decisiones afectaban sobre las tomadas anteriormente.

Nuevas gotas de sudor cayeron por la frente del propietario del árbol cuando hubo que podar una rama no tan secundaria que, aun siendo bella, crecía en paralelo con otra rama. Además su eliminación producía un deseable espacio vacío entre dos planos del follaje del árbol.

En la fase de modelado se modificó la posición de las yemas del pino haciendo que, en todo caso, las agujas quedarán mirando hacia arriba. Esto de daba al bonsái un aspecto natural y favorece le entrada de la luz.

Para conseguir ese aspecto natural, amas de la colocación de la ramas, se cortaron las agujas que crecían hacia abajo, dejando exclusivamente las parte de arriba.

Durante esta última fase el árbol fue tomando la forma esperada y los sufrimientos del dueño de pino durante las fases de limpieza y poda empezaron a verse recompensados por la belleza del nuevo árbol.



Transplante

La última tarea realizada en el taller consintió en el transplante de pino a una maceta de un tamaño apropiado para el árbol. Lo primero que se hizo fue extraer el árbol de la maceta de entrenamiento y observar las raíces que, tal y como se esperaba estaba `muy apretadas" en la maceta, ya que el árbol había permanecido en ella demasiado tiempo.

Una vez a la vista el cepellón, se procedió a limpiar las raíces que estaban más próximas a la base del tronco y, a continuación, se podó un 60 por ciento de las mismas, dejándolas en una posición plana, de forma que cupieran en el plato, pero dejando suficientes raíces finas para favorecer un buen enraizamiento en la nueva maceta.

Finamente, después de sujetar el árbol con alambre y darle la inclinación requerida, se procedió a llenar la maceta, primero con un drenaje formado por arena de río y, a continuación, con una mezcal formada con un 65% de akadama y un 35% de arena de río.

Y después de eso ya sólo queda esperar. Buen cultivo, sol y algo de tiempo será suficiente para que el árbol desarrolle toda la calidad potencial que ha logrado durante los trabajos realizados en el taller.











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