Taller de acebuches organizado por el Museo Bonsái de Alcobendas, impartido por David Benavente

29/05/2004

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El taller se celebró en las instalaciones del Museo Bonsái de Alcobendas, fue impartido por David Benavente y, entre los asistentes, éramos la inmensa mayoría los socios del Club Bonsái Madrid.Por ello insertamos este artículo En esta página se presenta un resumen de los apuntes tomados durante el desarrollo del taller.

Antes de que cada uno de los participantes empezáramos a trabajar nuestro acebuche (Olea europaea var. Sylvestris), Erasmo García, que había venido invitado al evento desde Cartagena, realizó una pequeña introducción sobre el cultivo de este árbol.

El primer tema del que hablamos no era agradable: empezamos por meternos un poco con el escarabajo molinero, o gorgojo, que es un escarabajo negruzco de 1 centímetro de largo que se alimenta de noche y se oculta durante el día y, si nos descuidamos, se puede "cargar" nuestro acebuche antes de que nos demos cuenta.

En realidad este escarabajo, que aparecen a finales de primavera, sólo se come los bordes de las hojas y, por lo tanto, no tiene mucha importancia en cuanto a daños; las que realmente son peligrosas son sus larvas.

Las larvas del gorgojo, al principio, pueden ser minadoras de hojas y tallos pero, a partir de la primera muda se alimentan de raíces, que es cuando producen el gran daño, llegando incluso a matar la planta.



La pregunta que todos teníamos en la cabeza era la misma: ¿cómo podemos acabar con el puñetero gorgojo?. Según lo que nos dijo Erasmo, la mejor solución es emplear Carbofurano, que es un producto fitosanitario clasificado como muy tóxico y muy difícil de conseguir.

Pero también se puede emplear Confidol, que es mucho más fácil de adquirir y también produce buenos resultados, eso si, ¡sólo si se aplica rápidamente!, así que si queremos prevenir esta plaga lo mejor es observar con mucha frecuencia nuestros árboles para, si aparece el gorgojo, detectarlo lo antes posible.

Luego, para terminar de una vez por todas con los principales problemas de cultivo, nos centramos en la tuberculosis del olivo, una enfermedad causada por la bacteria Pseudomonas savastono, que se muestra produciendo una especie de verruga en las ramas y/o tronco del árbol.

Se trata de una enfermedad muy peligrosa, contagiosa y difícil de erradicar. Tanto Erasmo García como David Benavente, nos recomendaron que, si aparecen las odiosas verrugas, se puede emplear un producto denominado Kasumin Cobre, aplicando tres tratamientos consecutivos y, posteriormente, cubriendo la herida con pasta selladora.

El problema consiste en que siguiendo el procedimiento habitual, es decir cortando la verruga con un cutter y aplicando Kasumin, podemos eliminar el problema visible, pero no el invisible, ya que el mal se puede encontrar también en la savia, por lo tanto, desgraciadamente, es probable que el problema reaparezca, en cuyo caso, se deberá repetir también el tratamiento.



David Benavente nos contó que él ha empleado con éxito un procedimiento que ha descubierto hablando con los técnicos del Real Jardín Botánico y que consiste en, después de realizar un tratamiento como el descrito previamente, inyectar el producto en una "vena" del árbol, para intentar sanear la savia circulante.

Según nos dijeron no es fácil inyectar el producto de esta manerar pero, después de romper varias aguja y teniendo mucha paciencia, es posible conseguir que el árbol absorba el Kasumin. Después de repasar estas dos enfermedades, Erasmo García nos habló de las principales características de lo que podríamos decir que es un buen cultivo del acebuche como bonsái.

Primero hablamos del sustrato y pudimos confirmar que el acebuche es un árbol muy poco exigente en cuanto a la tierra donde puede crecer, aunque, si se utiliza una mezcla óptima también obtendremos un resultado óptimo.

Erasmo García nos dijo que la mezcla ideal podría estar formada por 2/3 partes de akadama y 1/3 de lava volcánica roja, que aportará al árbol todo el hierro que necesita. Es recomendable que el calibre de todo el sustrato sea homogéneo, poniendo granos más gruesos en la parte inferior de la maceta y granos más finos en la parte superior.

Después del sustrato hablamos del agua de riego, que debe ser de buena calidad, es decir, ante la duda del tipo de agua que se puede conseguir de la red convencional de suministro, lo mejor es emplear agua declorada.



Para declorar el agua puede utilizarse un método relativamente sencillo, que consiste en mantener el agua en un recipiente de boca ancha, para que haya un gran superficie en contacto con el aire, durante 24 horas. De esta forma el agua se liberará del cloro que pudiera tener antes de ser empleada para regar.

Claro que si se desea ser purista, lo mejor es encarar un análisis y utilizar agua conseguida mediante su filtración y purificación con un equipo de desmineralización por osmosis inversa.

Cuando se realice un análisis del agua, uno de los principales factores a comprobar es la conductividad. Si se observa una conductividad de mas de 250 micro siemens/cm2 es imprescindible utilizar un equipo de desmineralización, porque la cantidad de sales contenida en el agua es superior a lo que le árbol puede soportar.

En cuanto al pH, el acebuche puede cultivarse en el siguiente intervalo de valores: 6,5 <= pH <= 7,5. Llegados a este punto Erasmo García se puso un poco escatológico y nos dijo que los árboles producen excrementos de una forma similar a los humanos y que, precisamente por eso, es tan importante no olvidar que deben ser trasplantados con cierta frecuencia, aunque en el caso del acebuche no debe realizarse esa operación más que cada tres o cuatro años, porque su raíces son muy sensibles y no le gusta que se las toquen con demasiada frecuencia.

Del riego poco se puede decir, el acebuche no necesita demasiada agua y soporta bien la sequía (lo que no quiere decir, ¡bajo ningún concepto!, que le debamos someter a ese riego), así que para regarlo se puede utilizar un método bien conocido en el mundo del bonsái: Dejar secar la capa fina superior y, justo en ese momento, volver a regar. Por supuesto, recalcó Erasmo García, que el riego debe realizarse de arriba abajo y no de abajo arriba.



Así que, digan lo que digan los vendedores de bonsáis, no debe emplearse nunca el llamado "método de la bandeja con agua" de la que el árbol absorbe según sus necesidades. La caída del agua desde arriba hacia abajo, con cierta presión, ayuda a "introducir" oxigeno al sustrato y, además, hace que los nutrientes se depositen en el fondo de una forma natural.

El acebuche es probablemente el árbol mas característico del Mediterráneo y, por lo tanto, la climatología en la que mejor se desenvuelve es precisamente la mediterránea. Puede crecer desde el nivel del mar hasta los 700 metros de altitud y es una especie a la que le gusta mucho el sol y no soporta las heladas prolongadas.

Al tocar el tema de la mediterraneidad del acebuche, se hizo énfasis en que el lugar que mejor resumen todas las características del Mediterráneo es sin duda la isla de Mallorca, que es de donde proceden los mejores acebuches recuperados.

En este momento, cuando estábamos hablado de Mallorca, salió a relucir el nombre de Joan Rigo. Joan es el presidente de la Asociación Bonsái Llevant, que tiene su sede en Son Servera y, al margen de su cargo, Joan es per se un apasionado del bonsái que ha tratado excelentemente a todos los socios del Club Bonsái Madrid que hemos tenido la suerte de conocerle.

En Mallorca abundan dos elementos que son vitales para el acebuche: sol y viento. El sol le da al árbol la energía que necesita y el viento le aporta el carácter tortuoso y retorcido de sus troncos.



Lo mejor del clima de Mallorca es que la diferencia de temperatura entre día y noche no es muy pronunciada, por eso para cultivar acebuches en otros lugares con noches invernales muy frías se debe proteger al árbol cuando haya heladas. Fernando y Luis, que venían al taller desde Salamanca, tendrán que tener especial cuidado con las duras heladas salmantinas.

Un acebuche puede soportar bien una helada puntual, pero no resistirá un periodo largo de heladas continuadas. Para protegerlo de estos fríos excesivos puede valer con colocar el árbol bajo algún soportal para que no "duerma al raso". Si eso no es posible, también puede utilizarse una caja de poliuretano que aísle a la maceta y, por lo tanto, a las raíces.

En resumen, el crecimiento del acebuche depende de tres factores clave: agua + abono + sol.

Del abono se dijo que era bueno que fuera bueno, ¡valga la redundancia!. Se pueden probar diferentes alternativas, pero si se quiere optar por lo seguro Bio Gold es una excelente opción. Además de este abono convencional, que aporta los macro nutrientes fundamentales (Nitrógeno, Fósforo y Potasio), el acebuche necesita también otra serie de micro nutrientes que cubren otras necesidades del árbol. Erasmo García comentó que, además de Bio Gold, él emplea Hortilon (de Bayer) todos los días uno de cada mes - "para que no se me olvide" - tanto en verano como en invierno y, de esta forma, cubre esta otra necesidad nutritiva del acebuche.

Buena parte de los asistentes al taller (los del Club Bonsái Madrid) formamos un grupo para comprar Hortilon de forma colectiva y repartir luego el producto. En muchos casos, bien porque la cantidad mínima a adquirir sea muy grande o bien porque los precios bajan cuando se compran grandes cantidades, comprar de esta forma puede reducir mucho los costes y, además, resulta mucho más cómodo. Entre otras cosas, ¡para eso sirven las Asociaciones como la nuestra!.



Para hablar del podado y diseño del árbol David Benavente "salió a la pizarra" y dibujó el tronco de un acebuche y, a continuación, fue representando todas las operaciones de poda, alambrado y pinzado que se deben realizar a lo largo del tiempo, de esta forma, a través del dibujo, fuimos viendo como iba evolucionando el árbol, año tras año, en solo unos minutos.

Para empezar se nos dijo que el pinzado y la poda de un árbol están directamente relacionados con su diseño, así que no se puede hablar de un buen o mal podado, sino de un podado que se ajusta o no al diseño deseado, en todo caso, nos dieron varias recomendaciones básicas:

Para empezar se nos dijo que el pinzado y la poda de un árbol están directamente relacionados con su diseño, así que no se puede hablar de un buen o mal podado, sino de un podado que se ajusta o no al diseño deseado, en todo caso, nos dieron varias recomendaciones básicas:

La mejor época para podar es Abril o Mayo y, como norma general, se deben podar todas las ramas que crezcan hacía abajo o hacia dentro.

Para empezar, el alambrado debe hacer bajar las ramas, que tenderán a crecer casi verticalmente hacía arriba, hasta que tengan el ángulo adecuado respecto del tronco. No es necesario alambrar toda la rama ya que, teniendo el cuenta el próximo podado, sólo se debe colocar bien la base de cada rama.



A continuación, unos 30 días después de haber alambrado, se deben retirar los alambres para evitar que se claven en la madera.

En principio, la idea es podar todo aquello que no interese para el diseño, incluyendo todos los chupones que salga, aunque, en alguna ocasiones se debe dejar una rama de sacrificio, o tira-savias, para que engorde durante todo un año (o más) y sólo será podada cuando en su base se haya obtenido el calibre deseado.

El proceso de podado y alambrado se debe repetir año tras año para ir dando forma a las ramas secundarias y terciarias para que, poco a poco, el árbol vaya pareciéndose cada vez mas al diseño que se le quiera dar.

Hablando del podado de un acebuche, una de las cosas mas gratificantes es que se trata de una especie muy vigorosa que rebrota con mucha facilidad, por lo tanto no se debe ser muy miedoso a la hora de cortar. Este vigor puede ser incluso perjudicial para el diseño ya que, en unos años, el árbol tenderá a tener una copa demasiado compacta si no procedemos al aclarado que sea necesario. En realidad un árbol nunca esta terminado: ¡es un ser vivo!.

Todos estos trabajos de podado, pinzado y alambrado deben realizarse durante el periodo de actividad del árbol que, aunque varía dependiendo de la climatología del lugar de cultivo, podemos considerar que va desde Marzo hasta Septiembre.



En cuanto a los aspectos de diseño, es un tema que está fuera del alcance de un taller práctico como este, no obstante David Benavente hizo una aclaración al respecto: "Todos estamos acostumbrados a unas reglas de diseño que están muy aceptadas y nos permiten decidir si un árbol está o no está bien diseñado. Sin embargo a veces encontramos en catálogos de gran prestigio ejemplares que son considerados como auténticas obras maestras que no cumplen esas reglas formales de diseño. Tal vez esto sea debido a que los maestros japoneses siempre priman el aspecto del árbol que debe ser viejo y natural, y, si para conseguir esto hay que saltarse alguna norma de diseño, ¡pues no pasa nada!".

También nos adelantó que en el próximo ejemplar de la revista "Bonsái Actual", que será el número 99 y saldrá a la venta el próximo mes de Julio, se publicará una galería de árboles considerados obras maestras y, cada una de las fotos, estará comentada indicando precisamente cuales de sus características hacen que sean tan valorados.

En todo caso, en bonsái, como en pintura, escultura, o fotografía, lo primero que debe hacerse es cumplir con unas normas básicas de composición y, sólo cuando se alcance un gran dominio sobre ellas, habrá llegado el momento de dejar volar a la imaginación.

En cuanto a las raíces, el acebuche no se diferencia de otros árboles cultivados como bonsái: ¡cuantas más raíces finas tenga mucho mejor!. Para conseguir esta situación, cuando se trasplante el árbol, debe procederse a eliminar las raíces mas gruesas que en la Naturaleza tienen la misión de sujetar el árbol a la tierra, pero en bonsái no son necesarias.

De esta forma, cortando las raíces gruesas, se "obliga" a que el árbol produzca nuevas raíces cercanas al tronco. En este caso se debe ser conservador ya que, como ya se había dicho antes, al acebuche no le gustan demasiado que le toquen las raíces. Un buen indicador de que acebuche está saludable y crece con suficiente vigor es la aparición de nuevos brotes muy oscuros (casi rojizos).



Los acebuches son uno de los tipos de árbol que mas permiten trabajar la madera. Siempre que se realice esta operación será necesario aplicar a la madera trabajada (exclusivamente la madera muerta) un liquido de jin para preservarla de la pudrición.

Este líquido deberá ser aplicado protegiendo el sustrato con plástico para evitar que caiga sobre la tierra y, el liquido de jin, deberá mezclarse con pintura negra para que el color producido sea natural. Antes de aplicar el liquido es conveniente humedecer la madera donde se aplicará, dejando el árbol dos o tres días en una zona sombreada para que el producto vaya penetrando poco a poco. Después podrá volver a sacarse el árbol al sol que tanto le gusta.

Yen ese momento, una vez que terminaron de explicarse estos conceptos teóricos, comenzó el taller práctico. Cada uno se situó en su lugar y empezó a trabajar su árbol. Algunos de los asistentes, fundamentalmente los socios del Club Bonsái Madrid ya traían los diseños decididos (David Benavente imparte consultorías mensuales en el CBM, en las que los socios presentan sus árboles para que David les oriente en cuestiones de diseño y les dibuje la solución mas interesante). En el resto de los casos, David se pasaba, mesa por mesa, dibujando y razonando el diseño mas apropiado.

En la mayoría de las mesas se comenzó trabajando la madera, luego se alambró y, finalmente, cuando así lo aconsejaba el estado del árbol, se realizó también el correspondiente trasplante a una maceta de cultivo o definitiva.

Entre los árboles trabajados había ejemplares excelentísimos, tal vez por eso uno de los asistentes murmuró algo así como: "pues tampoco el cerdo es mal ave". Alguien lo escuchó y preguntó que quería decir aquello. Así que no tuvo más remedio que contar el chiste:

"Dos aristócratas muy sofisticados discutían sobre cual era el ave mas fina para el paladar. Uno de ellos prefería el faisán, especialmente si era cazado con técnicas de cetrería, por la mañana temprano, cuando la textura de los músculos del faisán era la ideal. El otro se inclinaba mas por la avutarda, eso si, ¡siempre que fuera salvaje, joven y cazada con la ayudan de galgos que la hicieran ejercitarse a fondo!. Entonces, un sirviente que estaba por allí, dijo para sus adentros: ¡pues tampoco el cerdo es mal ave!".

Y en efecto, en bonsái, a veces pasa eso: no siempre el ejemplar más perfecto y mas caro es también el mas querido.










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