LA INVOLUCIÓN

30/01/2006


MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

Se da por hecho que la evolución es casi siempre a mejor, hacia una especie más fuerte y mejor dotada, pero la evolución puede ser también una regresión.

De las acacias surafricanas cuelgan unos nidos en forma de cesta que están construyendo estos días los pequeños y coloridos pájaros tejedores. Si quisiéramos buscarles por aquí un pariente, lo más cercano que encontramos, según el ornitólogo Adolfo Aragüés, es el gorrión, cuyos descuidados nidos no pueden estar más alejados de la obra de arte de los tejedores. Se podría decir que los gorriones han evolucionado al utilizar los recursos del hombre, y que se han hecho tan omnipresentes que los machos no necesitan distinguirse ya con su trabajo, sus cantos o sus colores, de los machos de otras especies. Que han evolucionado hacia atrás. Algo así da la impresión que sucede con los monos que asedian los hoteles de Sudáfrica. Roban la comida de las mesas y si les miras a los ojos te increpan con el pensamiento, donde se puede leer: «¿Qué está usted mirando?».

El mayor obstáculo del ser humano para una clara visión científica, es la soberbia. Puede que no provenga el hombre del mono, sino al revés


Nota: abc.es



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